Los de Llanera de Llanes disparan la mascletà previa a la segunda jornada de Ofrenda. Día soleada y plaza abarrotada de gente. No es un día cualquiera de marzo, sino uno de los días grandes de la fiesta, en el que más de 50.000 falleras y falleros depositarán sus ramos de flores a la Virgen de los Desamparados. Sin embargo, el aroma a flor que ya invade la Plaza de la Virgen contrasta con las ganas de pólvora que se respiran en la Plaza del Ayuntamiento, donde miles de valencianos y turistas se congregan para asistir a la decimoctava mascletà del calendario fallero.
Disparar en la catedral de la pólvora es una gran responsabilidad para todo pirotécnico. Para Pirotecnia Valenciana, supone un auténtico reto superar el impresionante disparo que realizaron el año pasado en la misma fecha, cuando ensordecieron por completo a todos los espectadores con su combinación de terrestres y aéreos. Los de Llanera de Llanes habían dejado el listón alto, pero sabían que todavía podían sorprender más. Por eso, José Manuel Crespo Vidal diseñó una mascletà singular, clásica en su estructura pero totalmente digitalizada en el apartado técnico. La parte innovadora ha aparecido en los efectos acústicos y en la parte aérea, que han precedido un apoteósico final que se ha alargado durante poco más de 30 segundos. No obstante, lo que se ha prolongado todavía más ha sido la tremenda ovación del público, que no ha dudado en saltar la valla una vez terminada la mascletà para abrazar y felicitar a los pirotécnicos.
Mañana llega el turno de la histórica Pirotecnia Ricasa, que promete una mascletà para el recuerdo.
Fotografías: Armando Romero
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