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L’Associació d’Estudis Fallers y el Foro de Debates de la Universitat de València organizaron la actividad 9 diciembre, 2019
La pasada semana tuvieron lugar les converses Les Falles, en la Nau, organizadas por la Associació d’Estudis Fallers y el Foro de Debates de la Universitat de València, que este año han estado dedicadas a analizar el reconocimiento social y oficial de la profesión de artista fallero. En la primera sesión, titulada ‘La evolución de un oficio’, los expertos plantearon la necesidad de un reconocimiento oficial de la profesión por parte de las administraciones. Y en la segunda sesión, ‘La invisibilidad de una profesión’, representantes de la administración y del colectivo de artistas falleros debatieron el estado actual de la formación y del reconocimiento oficial de la profesión.
PRIMERA SESIÓN: LA EVOLUCIÓN UN OFICIO
El lunes 2 de diciembre tuvo lugar la primera sesión de les Converses Les Falles, en la Nau, de este año, titulada «¿El artista fallero: una profesión reconocida?». Las aulas del edificio de La Nau reunieron el historiador Iván Esbrí, el profesor de la Universidad CEU Cardenal Herrera Jesús I. Catalá y la directora del Museo del Artista Fallero, Pilar Luna, moderados por Toni Colomina.
Jesús I. Catalá fue el primero a intervenir, haciendo una introducción en la que reflexionó sobre qué es una profesión, destacando que no es un oficio, pero que el hecho de no ser un profesional implica ser mejor o peor trabajador. Una profesión requiere una formación reglada, explicó Catalá, un marco legal, un sentido de pertenencia a un colectivo y una ética compartida. Catalá concluyó su intervención inicial preguntando sí a los artistas falleros los merece la pena ser profesionales.
El historiador Esbrí, por su parte, hizo un recorrido por las etapas por las que ha pasado el oficio de artista fallero y cómo la introducción del cartón piedra supuso un cambio en el oficio, puesto que los artistas empezaron a ser una industria con la compraventa de moldes y esto hacía que los talleres serían más rentables.
El artista Pilar Luna, realzó el oficio haciendo una retrospectiva de la evolución del asociacionismo de los artistas falleros desde que se asociaron por primera vez en los años treinta hasta hoy en día. Hablando de la singularidad del oficio y de las técnicas tradicionales y la evolución, pidió protección oficial para salvaguardarlo.
A la pregunta lanzada por el moderador sobre si los artistas falleros tienen los elementos que articulan que se los pueda considerar como una profesión, Catalá respondió que ve un problema conceptual, puesto que «dentro del oficio hay un abanico de profesionales diferentes que se dedican a hacer fallas como oficio». Reiteró que se tiene que plantear si los paga la pena ese distintivo de profesionalización. Catalá, insistió que «es poco adecuado considerarse profesional siente artista» en cuanto a la independencia de la creatividad de este.
El concepto romántico de artista, señaló Esbrí, quizás está reñido con el concepto de profesionalización. Pero «es la administración quien obliga a etiquetarte como profesional. Dependiendo de la inspección, un artista fallero podrá estar adscrito a un convenio u otro, a un epígrafe del IAE u otro», concluyó Esbrí.
Por otro lado, se comentó la diversidad de oficios que agrupa la actividad de artista fallero, así como que el ciclo formativo de artista fallero y escenografía es un medio para realizar la actividad, no un fin en sí mismo. Hablando de esta titulación, se comentó que, mientras que para el sector educativo público sí que se reconoce la existencia de la profesión, para otros sectores públicos, como el tributario, no, y que tenerla reconocida oficialmente en la administración pública sería necesario para poder tener un convenio colectivo más adecuado a sus necesidades.
Luna, por su parte, explicó que estos últimos años se está trabajando para conseguir un convenio exclusivo. Esbrí continúa con esa reivindicación explicando que los convenios como el de carpintero no se ajustan a las necesidades de los artistas. «Hay un marco legal en cuanto a la formación pero no al tema profesional», indicó Catalá.
En el turno de palabra del público, el presidente de la Asociación de Estudios Falleros, Ricard Catalá, apunta que el oficio de artista fallero es un trabajo estacional, hecho que obliga los artistas a buscar otras opciones en diferentes ámbitos creativos, hecho que se tiene que ver como una oportunidad.
Finalmente, la artista fallera Marisa Falcó señaló que el oficio siempre se ha visto amenazado y que fue necesario crear la formación, pero que todavía no existe el oficio de artista fallero en el catálogo de profesiones. Espera que llegue el día que las autoridades y falleros empiezan a luchar por ese reconocimiento.
A manera de conclusión se plantean las cuestiones a tratar en la próxima jornada, entre estas si los artistas quieren ser reconocidos y aquellos aspectos del oficio que hay que definir. Como colofón, Luna subrayó que «la profesionalización cambia el título pero no la esencia del trabajo».

SEGUNDA SESIÓN: LA INVISIBILIDAD DE UNA PROFESIÓN
La mejora del sistema de acreditación profesional, la ampliación de prácticas para los estudiantes y su inserción laboral, la inclusión del artista fallero en el catálogo nacional de profesiones y la reforma del ciclo superior de formación profesional son algunas de las propuestas planteadas para mejorar la situación actual.
Y el jueves 4 de diciembre tuvo lugar la segunda sesión de les Converses Les Falles, en La Nau. Moderados por Mar Piquer, documentalista, se reunieron Manuel Gomicia, director general de formación profesional de la Consellería de Educación; Inmaculada Villena, jefa de la Sección de Acreditación de Competencias Profesionales de Labora (Servicio Valenciano de Ocupación y Formación); María Jesús Giménez, licenciada en bellas artes y profesora del ciclo superior de formación profesional de artistas falleros, y Ximo Esteve, secretario general del Gremio de Artistas Falleros de València.
Abrió el turno de intervenciones Manuel Gomicia, quién recordó su participación en la puesta en marcha, en 2009, del estudios del ciclo superior de la FP de artista fallero desde el Ministerio de Educación. El actual director general de Formación Profesional apuntó que cualquier sector profesional es más potente si tiene detrás una relación de competencias y que, si esta viene de la formación, todavía es mejor. Recordó que la idea que el sector tuviera un título de FP venía de la voluntad del Gremio de unificar en una formación reglada todas las competencias profesionales. Sin embargo, Manuel Gomicia planteó que no todos los profesionales necesitan todas las competencias que se adquieren en los estudios de la FP. De hecho, entiende que solo un porcentaje de los trabajadores del sector es necesario que tuvieron competencias adquiridas a través de la titulación.
Por su parte, Ximo Esteve introdujo la perspectiva de las relaciones laborales en el sector. Por un lado, planteó el problema derivado del hecho que hasta ahora los artistas falleros estaban en el régimen general, pero que recientemente, a raíz de una inspección de trabajo, se los ha considerado artesanos de la madera, adscripción que ha sido impugnada por la Federación de Gremios de Artistas Falleros. Por otra parte, Esteve comentó que los sindicatos se preguntan cómo es posible que más de 300 empresas no tengan un convenio que regule el sector. Ante esto, el objetivo del Gremio es volver al régimen general e intentar desplegar una estructura que pueda atender las demandas laborales. Esteve valla su intervención denunciando la falta de implicación de la Generalitat a la hora de atender las necesidades de los artistas falleros de toda la Comunidad Valenciana y pidiendo una mayor implicación del gobierno valenciano como garante del patrimonio.
En su turno, María Jesús Giménez lamentó que la profesión de artista fallero no esté en el catálogo nacional de profesiones, no conste como oficio. Aun así, piensa que el establecimiento de los estudios superiores de formación profesional le han dado mayor visibilidad. Puso en valor este ciclo formativo porque se trata de una formación única al mundo, puesto que solo está en la Comunitat Valenciana. Y apuntó un dato sobre la inserción laboral de los estudiantes: son diez las personas salidas del ciclo superior que han conseguido montar su propia empresa en estos seis años y un 25 por ciento las que tienen trabajos relacionados con esos estudios.
En su intervención, Inmaculada Villena habló del proceso puesto en marcha para acreditar las competencias de aquellos artistas falleros que no han cursado el ciclo formativo superior y que los permite adquirir un reconocimiento oficial. Un proceso destinado a aquellas personas que no tienen la formación reglada, pero sí la experiencia en el sector. Hasta ahora se han hecho dos convocatorias, en 2013 y 2018, en que se han acreditado 214 y 75 personas, respectivamente. Villena planteó que la acreditación de competencias visibiliza aquello que saben hacer las personas y que si a estas los falta alguna parte de los módulos que integran el ciclo superior, se los da formación para poder completarla. De esta manera, aquello que ya se tiene acreditado permite cursar solo el resto de la formación necesaria para conseguir el título.
A partir de esta primera ronda se entabló un diálogo entre los representados de la administración, el del Gremio de Artistas Falleros y una de las docentes del ciclo superior, que sirvió para analizar el estado de la cuestión, señalar algunas carencias y encontrar soluciones que puedan mejorar la formación práctica de los estudiantes y su inserción laboral, la acreditación profesional de los trabajadores o la inclusión de la profesión en el catálogo oficial.
Así, Ximo Esteve preguntó sobre la posibilidad que los artistas falleros que tengan que completar los módulos que los faltan para conseguir la titulación oficial puedan hacer la formación en unas fechas que se adaptan en el calendario de trabajo de los artistas falleros. En respuesta, Manuel Gomicia habló de la posibilidad de establecer un modelo semipresencial de formación a distancia.
Sobre la acreditación para aquellos artistas falleros que no han cursado el ciclo superior de formación profesional, Inmaculada Villena explicó que los requisitos son tener tres años de experiencia en los últimos diez años, pero que los procedimientos tienen un número de plazas limitado, porque es difícil constituir las comisiones formadas por expertos en la calificación que asesoran y evalúan. Recordó que en cada proceso se ha hablado con el Gremio de Artistas Falleros para fijar el número de plazas en cada convocatoria y que, aunque se sacaron más plazas de las propuestas por el Gremio, la demanda fue mayor.
Sobre esto, María Jesús Giménez planteó el caso de muchas mujeres que han formado parte de los equipos profesionales de talleres familiares de artistas falleros que han visto cómo se los ha denegado la acreditación para no poder justificar esa experiencia laboral.
En el debate, Ximo Esteve planteó la paradoja que en la certificación profesional no consto el nombre de artista fallero cuando sí que existe un título formativo. Sobre esto, Manuel Gomicia hizo un repaso de cómo se creó el título de formación profesional alrededor de los artistas falleros. Plantea que un título se hace cuando existe una calificación, pero que, después de ver el sector y las competencias con que se trabaja en los talleres, no se encontró ninguna calificación de artista fallero, a pesar de que había una voluntad de hacer ese título. Ante esta situación, explicó que se echó por el recto, cogiendo dos calificaciones que ya existían y que tenían algunos puntos de contacto, completándolas con asignaturas relacionadas con los artistas falleros, pero que no se correspondían a una calificación profesional. Como conclusión, Gomicia apuntó que el título existente se tendría que actualizar, puesto que tendría que haber estar pensado en cuatro módulos, asociados a cuatro unidades de competencia: las dos que ya existen (relacionadas de la competencia profesional de escenografía) y dos más nuevas (asociadas a las competencias de los artistas falleros).
Ximo Esteve reivindicó también que se reconociera la profesión en el catálogo nacional de profesiones y que la calificación recogiera el artista fallero. Planteó que la instauración de los estudios ha hecho que haya más mano de obra en un sector que no es capaz de absorberla y que el ciclo superior tendría que ir completado de más formación práctica. Sobre esto, planteó la posibilidad que se pudiera subvencionar la contratación de los estudiantes para poder dar esa oferta formativa que completo la enseñanza recibida en la formación profesional. Esa subvención, según Esteve, tendría que tener en cuenta la estacionalidad del sector, porque la duración de los contratos no podría ser de un año entero, sino que tendrían que ser discontinuos.
En este punto María Jesús Giménez recordó la baja inserción laboral de los estudiantes y argumentó que el problema de la carencia de trabajo en el sector se debe a la competencia desleal entre los artistas y al trabajo en negro.
Sobre este aspecto, Gormicia recordó que cualquier formación de cualquier profesión, una vuelta acabada, tiene que completarse con una etapa de aprendizaje. No es una singularidad de este sector. Comentó que el título contiene 400 horas de formación en empresas, pero que habría la posibilidad de establecer una FP dual, que ampliaría las horas de formación con ayudas a las empresas que contratan los alumnos. Con este sistema, el centro educativo negocia con las empresas el tiempo de formación que trabajarán en empresas alternante instituto y trabajo (con un total de 700 horas de formación en empresa).
A raíz de esto, María Jesús Giménez subrayó que el FP dual permite una mayor estabilidad del alumno, puesto que los dos años de prácticas está en la misma empresa. Y anunció que curso que viene se pondrá en marcha el FP dual del ciclo superior de artista fallero en el instituto de Benicalap.
En la ronda de intervenciones final, el presidente de la Asociación de Estudios Falleros, Ricard Catalá, lanzó la propuesta que la Consellería organizo, por la singularidad y responsabilidad de esta titulación, un simposio o jornadas, con un trabajo previo, para profundizar en todas las cuestiones planteadas a lo largo del debate. Catalá comentó que el hecho que el título de artista fallero sea superior (como lo son los estudios universitarios) le da un estatus importante en el marco de los estudios superiores europeos. Por esta razón, planteó Catalá, el sector profesional, el Gremio, tiene que cuidar la titulación y los artistas tienen que asumir la función de tutores en prácticas.
Las intervenciones de las dos sesiones de las conversaciones Las Fallas, a la Nave se pueden consultar en Twitter, con el hashtag #*FallesNau, y se recogerán en un dosier especial del próximo número de la Revista de Estudios Falleros, que se publicará el marzo de 2020.
 

Fotografías: Asociación de Estudios Falleros y Junta Central Fallera