La figura de una mujer empoderada, sólida y en posición de meditación protagoniza la obra
Bajo el lema «Açò també passarà», los artistas falleros Manolo Martín, José Ramón Espuig y el diseñador Escif presentaron ayer en el Centro Cultural de Carmen el boceto de la falla municipal de las Fallas 2020.
Como elemento central la falla tendrá una mujer meditando. «Nada más. Una mujer majestuosa, elegante, profunda. Una mujer apoderada, sólida, contundente», señalaron los artistas durante su intervención.
A primera vista, esta meditadora se nos presenta impasible, como una montaña. Sin embargo, algo en ella nos hace sospechar que se mueve. Efectivamente, un mecanismo en la base del monumento permite su rotación en una latencia que reproduce el intervalo de tiempo de la rotación de la tierra. 360 grados en 24 horas. La montaña se convierte entonces en faro, llenando con su presencia cada rincón de la plaza.
«La falla municipal para el 2020 será una gran falla de madera que girará 360° grados cada día, con mucha sátira y ninots repartidos por toda la plaza», añadió el presidente en funciones de JCF y concejal en funciones de Cultura Festiva, Pere Fuset.
De esta manera, la figura central irá acompañada de diferentes escenas que se encontrarán descentralizadas por toda la plaza del Ayuntamiento.
Además, durante la explicación de su obra, los artistas resaltaron como la fiesta de las Fallas toma las calles de la ciudad. «La pólvora, el fuego, la luz y el calor de la gente conforman un escenario festivo incomparable y muy atractivo. Son días de celebración en los cuales el mundo se para. O al menos esto parece», añadieron. La meditadora, con su movimiento casi invisible, nos demuestra lo contrario. El río sigue su cauce y esta falla, como todas las anteriores, también cambiará con el fuego, recibiendo con su cara más amable la llegada del buen tiempo. Otro año más, después del invierno, llegó al fin la primavera.
Conciencia, vida y movimiento son las ideas que predominan en un proyecto que parte de la ley de la impermanencia.
Ley de la impermanencia: «Açò també passarà»
Cuenta la leyenda que hace ya muchos años un hombre muy rico murió siendo ya viejo. Sus hijos decidieron dividir el patrimonio a partes iguales. La mitad para cada uno. Cuando todo estaba dividido encontraron un pequeño paquete que su padre había escondido. En el paquete había dos sortijas. Una era de oro y diamantes. La otra de latón. El hermano mayor, sintiendo avaricia, decidió quedarse con la sortija más valiosa, alegando que quizás era una sortija familiar que tendría que pasar de generación en generación. El hermano menor sonrió y aceptó la decisión. A partir de aquí, cada uno vivió su vida. El hermano mayor, que se había quedado con la sortija de oro, se sentía muy feliz al llegar la primavera, pero cuando llegaban tiempo como los duros inviernos, se sentía muy deprimido e infeliz.
Su mente se desequilibraba con facilidad. El hermano pequeño se paró a pensar: «Mi padre guardó con mucho cuidado la sortija de oro, esto es evidente, pero también guardó en el mismo lugar y con la misma atención esta sortija de latón. Tiene que tener algún significado». Entonces, al examinarlo con atención, vio que tenía una inscripción en su interior, que ponía: «Açò també passarà». «Esta es la enseñanza de mi padre», pensó con gratitud y decidió ponerse la sortija. Al llegar la primavera, mirando su dedo se decía: «Sí, esto también pasará, esta felicidad no será eterna». Después llegó el invierno y, a pesar del frío y las incomodidades, mirando su sortija se decía: «Sí, esto también pasará». Así es la ley de la naturaleza, es la ley de la impermanencia.
Meditar consiste en entrenar nuestra conciencia en la aceptación de la impermanencia. Los pensamientos vienen y van. Las experiencias vienen y van. El material viene y se va. El día dará lugar a la noche, que dará lugar al día. Todo se mueve todo el tiempo. La realidad es efímera.También las fallas lo son. Año tras año, las llamas se lo llevan todo. La ilusión, la energía, el tiempo y la entrega absoluta de todo un año se desvanecen la noche de la quemó para volver a aparecer al cabo de pocos días. Esta es posiblemente una de las características intrínsecas de las fallas y posiblemente su gran riqueza. Aceptar el carácter efímero de nuestra fiesta también nos revela una de las grandes leyes universales de la naturaleza. Todo cambia todo el tiempo.
El presupuesto previsto para la falla municipal de Martín, Espuig y Escif es de 205.000 euros. El proyecto, así como el de la falla infantil municipal, fue elegido por mayoría mediante un comité seleccionador independiente, designado por entidades falleras y artísticas después de las presentaciones de los proyectos que optaban a plantar en la plaza del Ayuntamiento el próximo mes de marzo.
Fotografías: Armando Romero y Fiestas de Valencia.
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