Sofía recuerda que se despertó a las diez de la mañana, nerviosa pero con ganas, nos confiesa. En ese momento sonó el timbre. Era su desayuno. Si la sorpresa ya le hizo una ilusión tremenda, al descubrir quién enviaba tal regalo, se emocionó más si cabe: su jurado de Fallera Mayor. Ellos, quisieron estar presentes en un momento tan especial para Sofía, y como dicen que el desayuno es la comida más importante del día, no dudaron en invitar a Sofía a comenzar el día de su exaltación con el estómago lleno. “Mi casa olía super bien, todo estaba lleno de flores”. Entre ramos y centros de flor, la familia Soler Casas vio como su hogar se convertía en un verdadero escenario de princesas. En cada mensaje, cada canastilla, cada flor, se escondían las palabras de familiares, amigos y falleros que querían apoyar y vivir junto a Sofía ese maravilloso sábado de enero.
“En mi casa había mucha gente, pero todos estaban muy felices” Así ha retenido en su memoria nuestra Fallera Mayor Infantil de Valencia, las horas antes de recibir su banda. ¿Y qué come una Fallera Mayor el día de su exaltación? En el caso de Sofía, uno de sus platos favoritos, pizza. “Mi madre dijo, que fuera algo rápido que teníamos muchas cosas que hacer y yo estaba encantada”, añade la niña.
Con la llegada de peluqueros, fotógrafos, indumentaristas… el día empezaba a coger forma. El color de su traje solo estaba en poder de sus padres e indumentarista, aunque sus compañeras de la corte apostaban entre verde o azul.
A las 16:00h ya estaban todas allí, en casa de Sofía, con la mejor de sus sonrisas. Sofía, nos confiesa, que se sentían muy orgullosas y contentas de recibir la banda. De hecho, tras salir del Palau, afirmaban: “Ahora sí, por fin, somos la Corte de Honor, ya tenemos nuestra banda”.
De ese momento, Sofía recuerda con precisión las palabras del alcalde la ciudad, Joan Ribó. “¿Te gusta, Sofía? (le dijo el alcalde mostrándole la banda), a lo que ella respondió: “La verdad, me encanta”. “Cuando subí al escenario, me acordé del año pasado. Yo estaba en las butacas como Fallera Mayor Infantil de mi falla. Pero, no es lo mismo estar ahí, que arriba. Cuando pasas por el pasillo, te sientes super orgullosa de representar a tantos niños”, recuerda Sofía. Entre las anécdotas de su exaltación, el momento en que se hizo un cortecito en el dedo antes de salir por el pasillo del Palau. “Me puse muy nerviosa porque me salía un poquito de sangre y no quería mancharme el traje”, cuenta Sofía con sonrisa de complicidad. “También me encantó el mantenedor, lo hizo genial porque nos hizo sentir las protagonistas, como en sus cuentos”. Y como mejor recuerdo, la Basílica. El momento de besar la mano de la Virgen. “No podía creer que yo estuviera ahí, al lado de Alicia. Fue un momento mágico”. El día fue largo, intenso y cargado de emociones. De madrugada, al llegar a casa y quitarse el traje, Sofía le dijo a sus padres: ¿Hablamos de lo que ha pasado hoy? Sus padres, preocupados le preguntaron. “¿Qué ha pasado?, y ella respondió: ¡Hombre, mi exaltación! Quiero recordarlo todo, para no olvidarlo nunca.