Siempre ha sido una de las piezas de orfebrería más deseada por cualquier fallera. Nació como un elemento de identificación, para que los valencianos supieran quién era la máxima representante de la fiesta en cada acto al que asistía. En la actualidad, la joia, es un símbolo de exclusividad y que se relaciona, por sus casi veinte años de experiencia con Isidro Calvete.
El año 1987 fue un momento clave. El secretario general de la época , Josechu Rey de Arteaga, planteó la posibilidad de diseñar una joia más vistosa y elaborada frente a una anterior que era más plana y sencilla. Y es en este momento cuando nace la joia para las cortes. Desde ese momento las niñas y las señoritas de la corte reciben una joia de menor tamaño y realizada en plata. La de las Falleras Mayores, en cambio está realizada en oro amarillo de 18 kilates y un diamante.
La noche de la exaltación, el Palau espera con impaciencia el momento en el que la Fallera Mayor recibe la banda donde la joia es protagonista máxima. Como curiosidad, cabe destacar que las Cortes de Honor, llevan las joias puestas en sus bandas para agilizar el acto de la exaltación.
El labrador o la fallera. El primero se reserva a las Falleras Mayores, mientras que la fallera se distingue en la joia de las Infantil. Un trabajo de artesanía con casi cinco meses de preparación en el que cada pieza pasa por distintos procesos que van desde el pulido, bañado en oro, engarce de piezas…Desde Isidro Calvete nos confiesan que año tras año, el día de la presentación de los indumentaristas oficiales, toda Fallera Mayor se muestra emocionada la primera vez que ve la que será su joia. En el 75 aniversario de Junta Central Fallera, en la que se reunieron las Falleras Mayores para la ofrenda, muchas de ellas, acudieron al taller de Isidro Calvete para restaurar sus joias e incluso alguna de ellas, que la había perdido o estropeado, volvieron a lucir sus joias gracias al trabajo del taller de este orfebre valenciano.