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Amb molt d’honor i responsabilitat, la periodista, presentadora i escriptora, Jose Sáez, ha pronunciat el seu discurs com a mantenidora de la Fallera Major de València, Berta Peiró, i la seua Cort d’Honor.

Fallera Mayor de Valencia, Corte de Honor, Excelentísima alcaldesa de la ciudad de Valencia, autoridades, señor presidente y miembros de la Junta Central Fallera, falleras mayores y presidentes de las comisiones falleras, señoras y señores, amigos y amigas, buenas noches.

Me vais a permitir que me tome unos segundos para coger un poco de aire, porque no sabéis el vértigo que dan estas vistas. (Sé lo que estáis pensando, chicas… ¡qué fuerte!). Me habían advertido de lo especial que sería este momento, pero os aseguro que nada ni nadie puede prepararte para esto. Gracias, muchas gracias a Junta Central Fallera por darme la oportunidad de vivir algo así.

He de admitir que, cuando recibí la llamada de Santiago Ballester, presidente de Junta, una duda cruzó mi mente. El síndrome de la impostora me susurró al oído: “¿Qué hace una chica como tú en un lugar como este?”.

Como periodista, estoy acostumbrada a contar historias, a dar voz a personas anónimas cuyas vivencias merecen ser escuchadas, pero nada de lo que he hecho a lo largo de mi carrera puede compararse a esto.

Esta noche, tengo la enorme responsabilidad de expresar en palabras la grandeza del pueblo valenciano y rendir homenaje a estas 13 mujeres que me han robado el corazón, que no solo llevan con orgullo el cargo de Fallera Mayor de Valencia y Corte de Honor, sino que representan lo mejor de nuestra tierra y de nuestra gente.

Porque este año, no solo portáis una banda, unas sedas o un espolín impecable, este año representáis la fuerza, la sensibilidad y la unión de un pueblo que, ante la adversidad, se levanta y sigue adelante. Que, cuando el barro cubre las calles, las limpia. Que, cuando el dolor golpea fuerte, tiende la mano. Los valencianos estamos acostumbrados a “patir”, pero nadie nos había preparado para esto, para vivir la mayor tragedia de nuestra historia.

Porque la RIADA no solo trajo destrucción, también una oleada de solidaridad como nunca antes habíamos visto.
Cuando la DANA cubrió de fango nuestra tierra, el mundo fallero fue de los primeros en reaccionar. Cualquier actividad se paralizó para centrarse en lo que realmente importaba: las personas.

Recuerdo la respuesta inmediata de tantas comisiones que, sin pensarlo, abrieron sus casales para recoger alimentos, ropa y agua. Con una dedicación y entrega admirables. Organizaron grupos de voluntariado, se desplazaron hasta la zona cero, como podían, para limpiar y acompañar a quienes lo necesitaban: familiares, amigos… pero también a completos desconocidos. Y, por supuesto, a indumentaristas, artistas falleros y comisiones. Un colectivo especialmente golpeado por las inundaciones.

Este año, plantaremos ninots cubiertos de barro o fallas incompletas. La Geperudeta recibirá a muchos falleros y falleras con trajes prestados o recuperados a base de pistola de agua a presión. Y los casales saldrán a la calle, como se hacía antes, porque no hay local donde resguardarse. Pero no importará… porque las Fallas son mucho más que una fiesta: son un acto de unión, un grito de esperanza. Por eso, las del 2025 serán SIEMPRE recordadas como las Fallas de la Solidaridad.

Y me emociona saber, que tanto tú, Berta, como tu corte de honor, habéis contribuido a que así sea, porque la DANA golpeó con fuerza a una de las vuestras, a Bea, vecina de la pedanía de Forn d’Alcedo.

Fue muy bonito escuchar de vuestra boca cómo vivisteis esos días: como un grupo de amigas que se preocupan y ocupan de otra.
Lo habéis dejado todo para ir a quitar barro de su casa y de su falla, para retirar toneladas de revistas de coches (con lo que pesaban), para llevarle comida, ropa y, sobre todo, para llevarle alegría cuando más lo necesitaba. Decís que esos días os unieron como grupo y que os hicieron daros cuenta de lo afortunadas que sois. Por eso no dudasteis en utilizar vuestro altavoz para movilizar y ayudar a más gente.

Os hemos visto en Mercaflor, organizando y cargando cajas, y también acompañando a las falleras mayores de las pedanías afectadas. Habéis creado con ellas una relación muy íntima y cercana. “No tienen nada y te lo dan todo”, me contabais emocionadas la tarde que os conocí.

Una tarde, que guardaré siempre en mi corazón. Fuisteis muy generosas al mostrarme, sin filtros, el universo paralelo que habéis creado, lejos de los focos y las miradas indiscretas, donde la confianza, la conexión y las risas son los pilares fundamentales de vuestra relación.

Y en medio de ese grupo tan maravilloso, tú, Berta. Mi faro. Escribir este discurso me ha removido muchas cosas por dentro, pero también me ha ayudado a reencontrarme conmigo misma en un momento de mi vida lleno de oscuridad. Recuerdo la primera vez que hablamos. Lo primero que pensé fue: “Qué mujer tan auténtica”. Esa autenticidad tuya, tan genuina, se refleja en todo lo que haces: en cómo escuchas, cómo miras a los demás, en cómo vives cada instante de este reinado.

Como periodista, no pude resistirme a investigar un poco más sobre ti. Quería descubrir qué hay detrás de esa sonrisa, de esa energía y fuerza que contagias sin darte cuenta. Y aprendí que todo comienza en casa.

Hace unos días, Berta me envió el vídeo de su exaltación como fallera mayor de su comisión, tenía mucho interés en que lo viera y, enseguida, entendí el por qué: Marisa, nadie como una madre para exaltar la figura de una hija. Nadie como tú, puede hablar con tanto amor y orgullo de Berta.

Me emocionó profundamente escuchar cómo ves a tu hija: una niña despierta, trabajadora, sensible, transparente, con una madurez extraordinaria -porque, como dices, la vida se encargó de que creciera a otro ritmo- y con carácter… un carácter fuerte y abierto, que, según Berta, ha heredado de su padre, de Tomás. Igual que el amor incondicional por su falla, Ripalda-Beneficencia-San Ramón. Con apenas cuatro meses ya lucías tu primera banda y, desde entonces, siempre has sido tú quien ha arrastrado a toda la familia a participar de la fiesta.

Una familia muy unida, maravillosa: tu madre, tus tías, tus primos, tu hermana, tu novio, tu suegra… que, desde la sombra, te hacen brillar. Qué bonito y qué suerte tienes de tener personas que te quieren tanto y tan bien a tu lado. Y sé que entre todos ellos destaca tu tía, Marijús, la hermana de tu padre. Te cuida como él lo haría, te hace esos caldos que sanan cuerpo y alma, y te trata con una ternura infinita. Ella es hogar y memoria.

Gracias al apoyo incondicional de todo tu equipo y a tu tesón, porque si te propones algo lo consigues, has llegado hasta aquí.
De niña ya soñabas con ser Fallera Mayor de Valencia. Y hoy, ese sueño es una realidad.

Sé que, en los momentos felices, las ausencias pesan más… Por eso quiero aprovechar este momento para poner en valor el legado de tu padre. Él te transmitió su amor por la fiesta, por las tradiciones, porque él mismo las heredó de su padre, de tu abuelo, y quiso que su niña, su bichito, también lo viviera con esa pasión. Por tus venas corre sangre fallera gracias a él.

Y por supuesto, tengo que aplaudir el papel de tu madre, siempre discreta siempre elegante, en toda esta locura, porque detrás de cada sueño cumplido siempre hay un corazón que lo impulsó, ya sea en esta vida o en la otra. Porque, como descubrimos en aquella mesa redonda de la calle Comedias, las cosas no pasan por casualidad. Ten siempre presente tu amuleto y el número 14. Son un recordatorio de quién eres y de lo que te ha traído hasta aquí.

Esta noche, no solo exaltamos tu figura, sino también la de estas 12 falleras, hoy amigas, que te acompañan en esta aventura. Cada una de ellas atesora una historia, un ejemplo de dedicación y amor por la fiesta. Todas juntas sois el rostro de estas Fallas tan especiales.

Claudia Ausina Soler: Espontánea y cercana. Nunca duda en decirte lo que piensa, siempre desde el corazón y buscando lo mejor para ti. Su alegría hace que sea única e irrepetible.

Carolina Torres Gámez: Es la sonrisa que ilumina cualquier rincón con sus ideas claras y su actitud positiva. Es la persona con la que puedes hablar de todo y siempre terminarás riendo.

María Mahiques Giménez: Aunque es un terremoto, sabe adaptarse a cualquier situación con naturalidad. Divertida, observadora y auténtica, es la amiga con la que puedes compartir todo, siempre con una sonrisa.

María San Miguel García: Tiene un talento especial para hacer brillar a las demás. Es segura, paciente y generosa. Es la amiga que nunca falla. La mamá del grupo.

Paula Fernández Sánchez: La más pequeña de todas, pero con un corazón y talento inmensos. Es divertida, perfeccionista y tiene esa chispa que transforma cualquier momento en algo memorable.

Claudia Sáez March: Ella es la tranquilidad dentro de toda esta locura. Responsable y empática, siempre tiene las palabras adecuadas para calmar cualquier tormenta.

Carla Marcos García: Ella es pura energía y autenticidad. Aventurera y arriesgada, siempre va a su ritmo, marcando su propio camino con un estilo único.

Mireia Mansilla Company: Siempre tiene la broma perfecta para alegrarte el día, incluso en los momentos más difíciles. Su energía contagiosa y su espontaneidad hacen que cada instante a su lado sea especial.

Carme Montes Ortí: Es esa amiga con la que puedes compartir risas y llantos. Es culta y divertida. Además, tiene un don especial para comunicar y conectar con la gente.

Beatriz Navarro Tarazona: Es la elegancia en estado puro. Cálida y buena persona. Pase lo que pase, siempre tiene una sonrisa y una palabra amable que te hace sentir mejor. Su presencia llena de luz cualquier lugar.

Carolina Rueda Martínez: Es un ejemplo de bondad y dedicación. Su manera de valorar cada detalle, por pequeño que sea, la hace especial. Trabajadora y eficiente, siempre encuentra tiempo para estar ahí y demostrar su cariño.

Lucía Latorre Belenguer: Tiene un don único para conectar contigo y entender cómo te sientes. Su empatía, mezclada con su sinceridad y autenticidad, la convierten en alguien especial.

Podría decir que he hecho un arduo trabajo de investigación para escribir estas líneas sobre vosotras, pero ya sabéis que no. Estas palabras llevan la firma de Berta: así os ve y así os siente ella. Y yo solo puedo añadir una cosa: que, como mujer y valenciana, estoy muy orgullosa de tener unas representantes como vosotras: responsables, inteligentes, con los pies en la tierra y con un corazón enorme.

Y, por supuesto, no perdí la oportunidad de preguntarles a ellas cómo es Berta cuando nadie la ve. Cómo es la persona, lejos del cargo. Berta Peiró García es la amiga que siempre está. Espontánea, detallista hasta el punto de emocionarte, divertida como pocas, sensible y empática. Ella es como es, natural, muy natural, y así es como consigue llegar al corazón de todas.

Y su respuesta, Berta, me trasladó de nuevo a la calle Comedias, a cuando nos conocimos y te pregunté, como buena periodista, cómo querías ser recordada. Sin dudar, contestaste: como una Fallera Mayor de Valencia cercana… y natural. Así eres y así te ven.

Que nada te cambie, Berta. Mantente firme en ese deseo, porque creo que es el mejor legado que puedes dejar. Porque, como ya hemos visto, ser Fallera Mayor de Valencia no es solo llevar una banda o la joia, es ser un ejemplo, un referente para todas esas mujeres, algunas hoy aquí sentadas, que sueñan con vivir esta experiencia en primera persona.

También lo eres para Lucía, nuestra Fallera Mayor Infantil de Valencia. He sido testigo de la relación tan bonita que tenéis. Cómo compartís bromas, cómo escuchas divertida sus historias, cómo le aconsejas y sobre todo cómo la consientes con todas esas chucherías que le traes.

En sus ojos pude ver la admiración que siente por ti y el amor que tú sientes por ella. El reinado durará un año, pero lo vuestro será eterno.

Y ahora, Berta, antes de terminar, quiero que hagamos algo juntas. Miremos a la platea. Esta noche, más de 2 mil personas están aquí para acompañarte, para ser testigos de este momento tan único. Y no solo ellos, también todos los que nos ven desde casa.
Quiero que guardemos esta imagen en nuestra memoria para siempre, porque, créeme, en nuestra vida difícilmente viviremos un honor mayor.

Hace un año estabas sentada en una de esas butacas, soñando con este momento, y hoy lo vives desde la Cadira d’Or. Desde este lugar privilegiado, Berta, recuerda siempre quién eres, lo que representas y lo que has logrado. Deseo, de corazón, que este año te regale momentos inolvidables. Y cuando lleguen, quiero que te creas, de verdad, que te los mereces. Porque eres el reflejo de lo mejor de Valencia: una tierra que brilla, que lucha y que, pase lo que pase, siempre resurge, ya sea de las cenizas o del barro.

Os prometí que no haría un discurso perfecto, os prometí un discurso hecho con el corazón y aquí lo tenéis. Muchas gracias.

Fotografies: Fotofilmax (JCF)